James Mathison nació en Caracas, Venezuela, en 1966. Aunque empezó estudiando derecho, su verdadera pasión lo llevó al arte, perfeccionando sus habilidades en Londres. Ha trabajado en Caracas, París, y ahora reside en Madrid, donde tiene su taller.


Mathison se centra en la relación entre el cuerpo humano y el espíritu. Sus esculturas de la anatomía humana, va mas allá de su forma física, sino que también reflexionan sobre la existencia, el tiempo y la identidad. Muchas de sus obras están fragmentadas o divididas, lo que simboliza la idea de que la humanidad está en constante búsqueda de su plenitud.

Las esculturas de Mathison capturan momentos de introspección, mostrando la sensación de que el tiempo se detiene para permitir la reflexión sobre nuestra propia existencia. Las texturas, grietas y huecos en sus piezas reflejan tanto el pasar del tiempo como la complejidad de las emociones humanas, desde la vulnerabilidad hasta la fortaleza.

La desnudez en sus obras va más allá de la belleza física y revela la fragilidad del ser humano. Mathison utiliza el cuerpo como un espejo del alma, con cada marca en sus esculturas contando una historia sobre la vida y las experiencias que nos definen.
Agregar poesías y frases a sus esculturas va más allá de lo decorativo. Para Mathison, las frases y poemas en sus esculturas ayudan a expresar ideas y sentimientos que no siempre se pueden transmitir solo con la escultura. Este enfoque permite a los espectadores conectar de manera más profunda con el mensaje de la obra y reflexionar sobre temas como la existencia y la identidad.
Sus piezas mezclan lo físico con lo emocional, invitándonos a considerar nuestra propia humanidad y a encontrar sentido en las contradicciones de la vida.
Si te llamo la atención el trabajo de Mathison y quieres conocer más de su proceso creativo, te recomendamos ver el siguiente video: